CARISMA:
Nuestro carisma se sintetiza en la caridad, vivida con austeridad y alegría. Ese amor se concreta en el deseo y esfuerzo porque todos los hombres se salven, conociendo la Verdad de Jesucristo y el Amor de Dios Padre. Para ello la Misionera vive compenetrada con Jesucristo Redentor, en cuanto que Él es la suprema expresión del Amor divino. De este amor somos llamadas a ser “misioneras”.  Orientamos nuestro amor de caridad hacia los pobres, enfermos y marginados ayudándoles a vivir el Amor redentor.

MISIÓN:

Nuestra primera misión es la de santificarnos creciendo en la Caridad y desde ella ayudar a Cristo a salvar el mundo. Desde nuestra profesión, nos comprometemos en la evangelización con todos los medios posibles (la catequesis, la enfermedad aceptada y ofrecida, la fuerza de la oración…) y en todo aquello que nos sugiere la caridad. Inmersas en el mundo tratamos de hacer apostolado de toda nuestra vida, valorando el propio testimonio y el capacitarnos lo mejor posible en el ejercicio de la profesión.

ESPIRITUALIDAD:

Nuestra espiritualidad es Cristocéntrica y Mariana. Cristocéntrica, la alimentamos principalmente en el Sacrificio Eucarístico diario y en la oración personal. Encuentros éstos con el Señor que procuramos prolongar a lo largo del día.